jueves, 2 de marzo de 2017

La Marcha de las Mujeres.


El pasado 21 de enero, miles de mujeres (y muchos hombres también) marcharon en Washington para defender los derechos que ven amenazados por el nuevo presidente de EEUU. Además de la marcha en la capital estadounidense se celebraron decenas más en ciudades como Nueva York, Chicago, Berlín, Londres o Sydney.


La marcha llevaba "mujeres" en su nombre pero se trató de una protesta mucho más amplia: hombres y mujeres de todas las edades salieron a defender la diversidad, la igualdad, la inclusión,
 la justicia ambiental, los derechos reproductivos y a condenar el racismo y la misoginia que ven en Trump. El mensaje fue unánime: una petición de “resistencia” y de firmeza en la defensa de los valores y derechos, como el matrimonio igualitario o una mejor sanidad, adquiridos en los últimos años y que ahora se sienten amenazados.
La "Marcha de la Mujeres" representa un claro ejemplo de que la llegada de Donald Trump a EE.UU supone una vuelta al pasado, a la época en la que era necesario salir a la calle para defender los derechos, no sólo de las mujeres, sino de todos los grupos marginados que forman parte de la sociedad estadounidense. Esta manifestación me recuerda a la que tuvo lugar hace más de 100 años, un día después de la juramentación de Woodrow Wilson, crucial en la lucha en favor de dar el derecho al voto a las mujeres.
No podemos permanecer indiferentes al ver como el nuevo presidente de la primera potencia mundial se prepara para aplicar la ideología con violencia sexista, racista, homófoba y xenófoba, que defendió durante la campaña. Tanto mujeres como hombre de cualquier nacionalidad, cultura, religión ... debemos luchar porque nuestros derechos sean respetados en todo el mundo.

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