A menudo, lo que se considera aceptable y no aceptable en los distintos países incluso hoy en día puede llegar a sorprendernos: un claro ejemplo lo encontramos en la prohibición a los menores de 16 años en Rusia de ver La Bella y la Bestia. Rusia no permitirá que los niños vean la nueva película de Disney después de que un diputado conservador denunciara que podría violar la ley contra la propaganda de la homosexualidad al incluir un personaje gay (Le Fou).
La “ley sobre la propaganda de relaciones sexuales no tradicionales (homosexuales) a los menores de 16 años” se aprobó en el año 2013. Entonces causó gran alarma entre el colectivo LGTB ruso y
provocó una polémica internacional por las críticas que recibió su aprobación. Cuatro años después, quien quiera entrar en
el mercado ruso debe tener en cuenta que la ley sigue en vigor. La homosexualidad no fue despenalizada en Rusia hasta 1993, dos años después
de la disolución de la Unión Soviética. Los activistas de los derechos
de los homosexuales creen que con la nueva ley se dio un paso atrás.
Este caso en Rusia contrasta con el ocurrido en España recientemente: la prohibición del autobus con mensaje tránsfobo que circuló por Madrid el pasado 27 de febrero. Mientra en Rusia es la propia ley la que limita los derechos de los homosexuales, en España se protegen. Noticias como estas nos demuestran que hechos y derechos que consideramos normales y habituales, en otros países no lo son tanto.
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