martes, 23 de mayo de 2017

Detenida una menor por maltratar a su madre

Una madre ha denunciado a su hija (menor de 16 años) por maltratarla no solo psicológica, sino también físicamente durante mucho tiempo. La insultaba, le tiraba del pelo, la golpeaba... Y la policía ha considerado conveniente llevar a la niña a un centro de menores.

Resulta inquietante que existan casos como estos. Todos hemos leído cientos de noticias de agresiones a amigos, familias, parejas e incluso a hijos, pero como hija, el simple hecho de imaginarme levantándole la mano a mi madre, hace que me tiemble el pulso.

Por muy rebuscado y lejano que nos parezca esto, ha ocurrida en Pamplona recientemente, y aunque lo sencillo es pensar que se trata de un caso aislado, tengo claro que no lo es. Esto ocurre en América, en Europa y en África. En la ciudad vecina y el pueblo contiguo. Tres casas más allá. En tu propio salón.

El primer paso para acabar con aquello que es negativo, es reconocerlo, mirarlo de frente y aceptar su existencia. A continuación, debemos encontrar el origen del problema. En ocasiones, somos más culpables de nuestras propias desgracias que lo que nosotros mismos creemos. ¿Hasta qué punto la educación y el trato que habrá recibido esa niña, habrá influido en sus actos violentos? ¿Solo hay un culpable y una víctima en este cuento? Creo sinceramente que la educación, tanto en colegios como en casa, necesita una reestructuración completa. El trato autoritario de padres a hijos, de profesores a alumnos, de compañeros de 2º curso a compañeros de 1º, de niños populares a niños marginados, no hace más que fomentar el odio, la sed de venganza, el deseo de conseguir aquello que tiene el otro: poder. Y cuando este deseo se desborda y no sabemos gestionar nuestro odio y nuestra frustración, desembocamos en noticias como esta.

Por otro lado, hay algo más que debemos plantearnos: ¿es el centro de menores la mejor solución? ¿realmente vamos a acabar con esta cadena de autoridad inexplicable, de odio y de poder...? ¿Estamos deshaciendo los nudos de la enmarañada mente de esa chiquilla? En mi opinión, la reestructuración educativa de la que hablaba antes debe alcanzar este nivel. No es discutible el hecho de que para estas personas hace falta una corrección, pero desde la comprensión, no solo hacia ella sino de ella al mundo. ¿Cómo puede cambiar alguien que no entiende lo que hace ni por qué lo hace?

Ojalá algún día no sean necesarias noticias como estas, pero mirando a un futuro más próximo, ojalá no las miremos con miedo y distancia, asumamos la responsabilidad de lo que ocurre en el mundo, y le demos carpetazo.

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Sara Sánchez Castro. 


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