Leica, la cámara revolucionaria.

 

Su ligereza y tamaño así como su precio asequible convirtió a la Leica en una cámara de fotos que no sólo revolucionó el mundo de la fotografía profesional, sino que democratizó y llevó este arte a todo el mundo, como lo ha hecho el teléfono móvil con el que capturamos nuestro día a día.

 

A partir del jueves y hasta el 10 de septiembre se podrá asistir a la exposición Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía Leica, en Madrid, que homenajea a esta cámara con casi 400 fotografías tomadas por 100 fotógrafos. A esto se suman máquinas, como la que se vendió en 1925, carteles publicitarios, documentos, película…

Leica provocó un cambio de lenguaje visual al que primero se acogieron los fotoperiodistas tras su lanzamiento en 1925 por Ernst Leitz, pero al que se sumaron después mujeres, hombres y niños que vieron en esta pequeña cámara una manera de adentrarse en ese mundo que consistía en detener el tiempo.

Como amante de la fotografía pienso en el enorme progreso que debió suponer la aparición de esta cámara pues antes los fotógrafos debían cargar con enormes y pesados equipos que dificultaban su tarea y además estos tenían unos precios muy elevados, por lo que sólo un pequeño sector de la sociedad se lo podía permitir. El lanzamiento al mercado de Leica supuso el acercamiento de la fotografía a todas las personas, por su precio, y permitió que cambiara la idea que se tenía de esta pues, por su tamaño y peso, los fotógrafos estaban preparados para disparar en cualquier momento.

Desde entonces la fotografía ha recorrido un largo camino, hemos saltado de la Leica a la imagen digital y su difusión a escala mundial en la red. Con esta revolución el sentido de la fotografía también ha cambiado, ahora muchos hacen fotos tan sólo para compartirlas con sus amigos en las redes sociales. Se ha perdido parte de su objetivo: transmitir un mensaje a través de una imagen.  Pero tampoco se debe generalizar pues aún quedan mágnificos fotografos que, como los de la exposición, a través de su trabajo consiguen transmitirnos más que mil palabras.